Soy subdirectora de secundaria,
curso un “Programa de Formación para el Personal con Funciones de Dirección” de
CIFE, el cual ha traído varias aportaciones en mi formación como directiva. Una
de ellas, ha sido que para la realización de un buen Proyecto de Gestión es
necesario partir de los resultados de un buen diagnóstico. Es por eso, que los
instrumentos que se apliquen para dicho diagnóstico deben ser pertinentes y
concretos sobre la información que queremos conocer. Pero ¿qué queremos conocer?
Durante el curso presencial los directivos contestamos diversas respuestas con
base a nuestra práctica actual, sin embargo, el asesor nos hizo énfasis en los
nuevos roles del director con base al Nuevo Modelo Educativo 2018, donde una de
nuestras principales tareas directivas es la de evaluar las prácticas
pedagógicas, pues se requiere que las escuelas se transformen en sociedades del
conocimiento. Si bien, no es una nueva aportación del nuevo plan de estudios
que el director evalúe y acompañe las prácticas pedagógicas de sus docentes,
pues es una actividad que desde los planes de estudio anteriores ya se incluía,
pues es un énfasis que fue fruto del cambio del enfoque tradicionalista al de
la escuela nueva. Lo que sí es nuevo, al menos para un gran número de directivos
es llevarlo a la práctica, pues las actividades del director versan en el
cumplimiento administrativo y a la realización de actividades impuestas por la
comunidad y las autoridades educativas.
Otra de las aportaciones del curso,
ha sido la de centrar el Proyecto de Gestión en la evaluación y acompañamiento
de las prácticas pedagógicas para la mejora de los aprendizajes de los alumnos
de nuestras escuelas y, por ende, mejorar los indicadores educativos, la
calidad de vida, etc. Lo anterior, con base en el enfoque socio formativo, pues
nos brinda los elementos necesarios para llevarlo a cabo.
El CIFE, a través de su
plataforma on-line, nos proporcionó a los directores instrumentos para la
elaboración del diagnóstico, los cuales están validados a nivel nacional. La
aplicación de dichos instrumentos implica una serie de cuestionarios al
director y a cada uno de sus docentes, donde no sólo incluyen las prácticas
pedagógicas, que de acuerdo con el enfoque socio formativo son diez, sino que,
además, integra cuestionarios sobre datos personales, satisfacción en el
trabajo, autoestima y motivación, uso de TIC, aspectos de nuestra vida
cotidiana, etc., pues, son factores que convergen en el área laboral, dado que
si uno tiene plenitud personal se verá reflejado en nuestro desempeño
profesional.
Anteriormente, había diseñado, en
lo personal y en colegiado, instrumentos para la elaboración de diagnósticos
necesarios en mi función directiva. Sin embargo, los propuestos por CIFE, han
sido una nueva experiencia, pues incluyen aspectos que no habíamos considerado.
Me parece muy acertado el enfoque holístico que propone la socio formación,
pues, a veces, consideramos el trabajo de gestión directiva como algo aislado
del resto de las actividades de la escuela o el trabajo del CTE como algo
independiente del trabajo aúlico y de dirección o las actividades de la escuela
como un ente separado de la comunidad.
Los instrumentos aplicados a los
docentes y el que yo resolví, no sólo tienen la intención de obtener
información para elaborar un informe, sino que al contestarlos nos van
guiando a una autorreflexión de las actividades que hacemos en nuestras funciones,
las que hacemos mal, las que dejamos de hacer y/o las que tenemos que hacer, no
sólo por el mero cumplimiento de nuestro trabajo sino por el compromiso que
tenemos en la formación de los estudiantes y en que ellos logren los aprendizajes
esperados, hecho que nos recuerda la razón de ser maestros y/o directivos, que
nos lleva a revivir la vocación que nos llevó a esta profesión y que,
desafortunadamente con la práctica diaria se torna en el cumplimiento de
aspectos administrativos por parte del director, autoridades educativas y del
sistema educativo en sí.
Considero que el Nuevo Modelo
Educativo no propone nuevas funciones para el rol del director, pero si propone
llevarlas a la práctica como parte de nuestras actividades. Sería una verdadera
novedad que los directivos nos centráramos en las prácticas pedagógicas y en
transformar nuestras escuelas en entes de conocimiento a través del liderazgo
del colegiado docente y demás actores educativos. Para ello, es pertinente una
buena organización, coordinación, planeación y seguimiento de todas y cada una
de las funciones que tenemos que cumplir, dejando de lado la vieja práctica de
sólo tener agenda para el cumplimiento administrativo.
Lo anterior implica un gran reto
para los directores hoy en día, es por eso, que es necesario capacitarnos, pero
sobre todo desarrollar las competencias necesarias para esta tarea. Considero
que la capacidad y el entusiasmo, son dos de las muchas virtudes que poseen mis
compañeros directores para llevar a cabo dicha proeza.
Esperemos continuar con
capacitaciones por parte de nuestras autoridades como las de CIFE, pues son el
acompañamiento pertinente que se necesita para la transformación directiva,
pues las “ganas” ya las tenemos. Ya sólo faltaría complementar con
capacitaciones ad hoc de los docentes, supervisores y autoridades educativas;
para los primeros para trabajar en colaborativo para la transformación del
centro escolar; de los últimos, para que no nos saturen de actividades
administrativas.